Maromas criminales

Terribles, las cifras de los últimos días en cuanto a nuevos contagios y muertes por covid.

Deprimentes las maromas de los chairos con sus pretensiones de que las cosas no están tan mal como parecen.

Biba el cacas, y que el pueblo siga enfermando y muriendo.

¿De verdad no les alcanzan las neuronas a esos ciudadanos para entender la grave irresponsabilidad en que incurren al solapar y aplaudir las negligencias criminales del presidente?

¿En serio valoran tan poco la salud y la vida de los mexicanos?

Hay que verlos en las redes sociales bramar contra todos los que cuestionamos al mesías y a su 4T, insultar, descalificar y recurrir a los tan gastados pretextos del pasado, casi hasta la manzana comida por Eva.

Furioso y como visible ejemplo principal, Andrés Manuel López Obrador volvió a tronar en la lloradera de ayer en contra del periódico Reforma y su “amarillismo”, para pasar de inmediato al ridículo público y nacional cuando el reportero de ese medio le desmintió directa y puntualmente sus afirmaciones.

Maromas criminales
El atolito de que “no todos los muertos son del día de hoy”, lo que resulta relativamente cierto pero elude el importante detalle de que muchos que fallecieron en estos días serán reportados hasta después.

Para el caso es lo mismo, porque los reportados del día actual son un número menor al real, que se actualizará en los siguientes reportes.

Lo cierto es que estamos bien fregados, y que al rufián mayor lo único que le importa es desmentir la verdad trágica para presumir que su gobierno tiene el mayor de los éxitos.

En Sinaloa padecemos también un incremento sustancial; 130 nuevos fallecimientos en el registro del miércoles, y una buena caída a 17 para el jueves, pero con récord de 286 nuevos contagiados.

Ante los últimos reportes diarios, López Obrador acusó a Hugo López Gatell de mentir e “inflar” las estadísticas, cuando el funcionario de salud ya no siente lo duro sino lo tupido al ser exhibido precisamente por manipular a la baja los números, por instrucciones de ya saben quién.

El mensaje del enfermo de poder es claro: o Hugo informa con números más convenientes a la nueva normalidad, o lo pone de patitas en la calle.

Como si nadie supiéramos que los engaños del “guapo” salen por instrucciones expresas del titular del Palacio Nacional, y con el pendejismo a todo lo que da por la “oposición”, que ataca al títere e ignora al titiritero.

Persiste pues la trágica realidad de un engañabobos que prefiere seguirnos dando atole con el dedo –que como manjar degusta feliz la desvergonzada chairiza–, en su muy perverso afán de ser siempre el héroe de la película.

Las verdades incómodas terminan “desmentidas” o con responsabilidad adjudicada a los demás, a esos “adversarios” y “enemigos”, supuestos villanos de todas las calamidades del ayer y del hoy.

Con el fin de la sana distancia y la obligada reapertura de negocios ante la falta de un rescate a favor de los negocios afectados y los millones de desempleados, los pronósticos son muy malos dentro y fuera del país; el inevitable salir y arriesgarse, para no morir de hambre.

Sobradamente demostrado está que los dineros del pueblo son para los caprichos del presidente y sus afanes politiqueros y electorales.

Comprar conciencias para beneficio personal y de grupo, aunque nos sigamos hundiendo como nación. En esto último sí aplica tristemente como realidad eso de hasta el infinito y más allá.