REFORMA JUDICIAL: GALIMATÍAS Y RETROCESO
Perdón por la expresión, pero es tanto el desmadre en la implementación del proceso electoral para elegir a los candidatos al Poder Judicial, que ni en el mismo Instituto Nacional Electoral se ponen de acuerdo porque todo lo han hecho sobre la marcha.
El engorro es el que ahora se impone, de tal modo que un funcionario electoral, con mucha experiencia, me dice que la elección a celebrarse el próximo primero de junio será un verdadero fracaso. Es que todo lo que se trata de construir sobre la marcha, a prisa, en base a los caprichos políticos del autócrata, tendrá por lo tanto consecuencias desastrosas.
Y si en el INE el soberano relajo es el que priva, acá abajo, la raza del pueblo, no solo ignora lo que en esa materia se trata de implementar, sino que la mayoría no está informada de que está en puerta una elección, mucho menos por quién votar, cómo y para qué.
Si los que han diseñado el proceso electoral aún no le entienden, menos los representantes ciudadanos que estarán en las casillas, quienes no tienen una capacitación adecuada porque, al mismo tiempo, muchos de los propios capacitadores, que tienen años en el INE, han confesado que todo es un galimatías y que ni ellos dan con bola.
Son tantas los nombres de candidatos inscritos en las boletas, las cuales son verdaderas sábanas, donde se indican siglas, recuadros, colores, posiciones, que el ejercicio de votación, si es que el ciudadano le entiende, implica al menos estar 20 minutos en cada mampara, lo que ya hace imposible que fluya con normalidad una fila de votantes, si es que las hay.
Pero además, por primera vez en la historia de los 30 años del INE, los ciudadanos no contarán los votos sino funcionarios de este instituto, lo que de entrada inspira desconfianza a sabiendas que ese organismo está permeado por el oficialismo. Asistimos a un verdadero retroceso en materia electoral en todos los sentidos.
Otro dato: Debido a la desorganización que se traen y a sabiendas que el diseño del proceso está hecho sobre las rodillas, que será poca la gente que asistirá a votar pero que, además, se requiere mucho tiempo para revisar una a una el relajo de boletas, el INE acordó un plazo de 10 días para contar los votos a partir de terminada la jornada. Esas boletas se irán derechito a las oficinas del organismo electoral en el país donde encerrados, sin observadores electorales y ciudadanos, los funcionarios contarán los votos a sus anchas. El desaseo total.
Pero además, ¿se interesarán los ciudadanos comunes y silvestres en conocer los perfiles de los desconocidos aspirantes a formar parte del poder judicial? Sobre todo cuando la gran mayoría de los votantes desconocen qué tipo de formación debe tener un ministro, un magistrado, un juez, en sus diversos niveles de la estructura judicial, como para seleccionar opciones y decidir con su voto en consecuencia.
De entrada, esto ya huele a pachanga y a circo. A partidización. Sobre todo porque la sociedad merecía la asimilación gradual de un proceso que debiera ser serio y responsable. ¿Por qué tanta prisa? ¿Por qué desmantelar de cuajo un sistema que mal o bien funciona para instalar otro que ya, de entrada, ofrece vicios que se originan justamente en los procedimientos de su constitución? En lugar de haber evaluado con sensatez y sabiduría la concepción de un nuevo modelo judicial que garantice los mejores perfiles, alejados al mismo tiempo de intereses políticos y partidistas. No, por el contrario, hoy MORENA se ha convertido en proveedor de candidatos y en organizador de sus huestes para llevarlas a votar, y tratar de evitar con ello que la elección de los candidatos al Poder Judicial sea un rotundo fracaso y de paso controlar la institución. ¿Y el INE dónde está? No puede con él mismo, menos con la intromisión partidista.
Hay un antecedente. En la consulta de revocación de mandato, en abril de 2022, para que se fuera o se quedara en la presidencia Andrés Manuel López Obrador, muy sencilla en su formato del sí o del no, apenas votó un 18 por ciento del padrón electoral, habría que imaginar ahora, ante algo realmente inentendible, cuántos ciudadanos acudirán a las urnas; habida cuenta que, se supone, se trata de restaurar por esta vía uno de los poderes centrales que integran la república.
A tres meses de la elección de candidatos al Poder Judicial, se antoja casi imposible, por esta vía, restablecer, renovar, restaurar a una institución que debiera representar, garantizar, la justicia y la libertad constitucional que los mexicanos merecemos. Al tiempo.