LA DESESPERACIÓN DEL PRESIDENTE
El Presidente Andrés Manuel López Obrador se ofrece como una fiera acorralada. Lo traen desquiciado varias circunstancias y eventos; y dispara acusaciones a diestra y siniestra. Él es la víctima, la derecha, los conservadores, Estados Unidos y Canada sus victimarios.
Al presidente le ha dolido mucho lo de #NarcoPresidente y aún lo tiene muy preocupado la multitudinaria marcha ciudadana que desbordó al zócalo capitalino. Desde luego no reconoce a los miles de mexicanos, de carne y hueso, que le exigieron democracia y voto libre y mejor optó por encerrarlos en su visión de conservadores y derechistas.
Hace poco, en una de esas tantas reacciones virulentas de las mañaneras, tildó a los capitalinos de derechistas y ya entrado en gastos, a manera de reclamo, habló del conservadurismo de la gente en diversas colonias de la CDMX. Para AMLO no hay disidentes, no hay ciudadanos inconformes que tienen el derecho constitucional de protestar; para él hay enemigos, derechistas y conservadores a los que hay que combatir.
Por eso mete a todos los que lo cuestionan en el mismo saco. Liga a The New York Time, su reportaje que alude a sus presuntos vínculos con el narco, con lo que él llama la oligarquía política y económica de México. Tampoco se escapan el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, y el primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, a quienes les exige «trato respetuoso».
Pero no solo eso, les reclama a sus homólogos de Estados Unidos y Canada, que tampoco le sigan el juego a la derecha mexicana que cabildea en esos países en contra de su gobierno.
“Aprovecho para decirle al primer ministro Trudeu y al presidente (Joe) Biden (de Estados Unidos), con todo respeto, que se entienda la circunstancia que se vive en México, en donde se está llevando a cabo una transformación y hay un grupo reaccionario de los corruptos que se sentían dueños de México”, comentó.
Es decir, el presidente dispara balas a todas direcciones y pone en duda la agenda trilateral, ofreciendo claramente la idea de que los temas a tratar, por EU y Canada, están orientados para desbarrancar la elección en México en perjuicio de su proyecto y continuidad del mismo.
AMLO apunta que solo le quedan siete meses al frente del gobierno. La presión del tiempo y sus ganas de seguir siendo el jefe de campaña, lo hacen predecible porque ahora sale conque recorrerá el país para evaluar obras y que lo hará «sin gente».
Es mucha la desesperación del presidente. Su estado emocional, sus declaraciones, sus acciones, solo connotan que no está muy seguro de lo que ocurrirá el próximo 2 de junio.