SINALOA: LA SUCESIÓN ADELANTADA
El gobernador Rubén Rocha ni siquiera ha llegado a su tercer informe de gobierno y ya le están adelantando su sucesión.
Hay medios que ya empiezan a manejar posibles sucesores de Rocha y nomás falta, con todo respeto, que metan la foto del ayudante del ayudante. O dicho de otro modo, si no le pegas al violín le pegas al violón.
Pero efectivamente, de la larga lista ofrecida, son pocos quienes tienen posibilidades reales de estar en el juego sucesorio por la gubernatura de Sinaloa.
En el caso del Dr. Julio Berdegué, a quien le faltan meses para estar en el gabinete presidencial como Secretario de Agrícultura, queda claro que por su investidura seguramente estará en la competencia, como igualmente ocurrirá con el próximo Senador Enrique Inzunza, el alcalde de Ahome Gerardo Vargas, la Senadora Imelda Castro, la Diputada federal Graciela Domínguez y Eneyda Rocha Presidenta del DIF estatal. Hay pues de dónde escoger por el lado del oficialismo y de esta lista saldrá seguramente la o el candidato.
Que si lleva mano o no Rocha las circunstancias lo dirán, pero en este país presidencialista, y a nivel de una gubernatura, la decisión última estará en manos, en este caso, de la Presidenta Claudia Sheinbaum y punto. No se ocupa ser adivino.
Y hay muchas aristas para el análisis, más allá de las circunstancias futuras que les espera a los protagonistas y que pueden ser detonantes en sus aspiraciones, ya sea positiva o negativamente.
Sin embargo, si hoy se tuviese que elegir a una o a un candidato del partido oficial, de MORENA pues, saldría precisamente de los arriba señalados. Los demás, con todo respeto, por ahora tienen podibilidades lejanas.
En el caso de los varones, si la decisión la toma estrictamente Claudia Sheinbaum, como así ocurrirá, ponderaría a Julio Berdegué o a Gerardo Vargas por el nivel de acercamiento y confianza que tienen con la Presidenta electa.
Berdegué, porque desde hace años mantiene contacto con la próxima mandataria en materia científica e ideológica a nivel de la izquierda latinoamericana, y con Gerardo Vargas porque su cercana amistad viene desde hace más de una década. Es cosa de que se sostenga como alcalde y que supere los ataques del fuego amigo que seguramente enfrentará. Sus adversarios saben que el reelecto edil de Ahome, desde hoy está construyendo para ese propósito. Viejo lobo.
Y en el caso de las féminas, en la misma lógica, Imelda Castro llevaría mano, y no precisamente por lo que haya gestionado o no para Sinaloa, sino porque representa para Sheinbaum una de las mujeres del primer círculo de MORENA en el ámbito nacional, y por la lucha histórica que las liga en la militancia de la izquierda.
En el caso de Eneyda Rocha y Graciela Domínguez, serían consideradas por el género, pero igual que a Enrique Inzunza por ser perfiles muy allegados al gobernador quien, desde luego, los impulsaría ante Claudia Sheinbaum. De eso no hay absolutamente duda alguna.
Reitero, es probable que ello ocurra si las condiciones de los mencionados se mantienen, como hasta ahora, llegado el momento de tomar la decisión para el relevo del gobernador Rubén Rocha, pero insisto, aún es muy temprano para ello.
Por supuesto, a nadie más que al gobierno de Rocha le afecta el temprano juego sucesorio, sobre todo si quienes integran su gabinete se prestan a ello.
Por eso es fundamental que el gobierno estatal arrecie sus actividades y Rocha establezca una verdadera agenda de trabajo en el que involucre a su gabinete.
Hasta hoy, la agenda pública del gobernador es más externa que interna y obedece a una serie de invitaciones, actos y eventos calendarizados por el propio sector público y los organizados por el sector social y privado, tendencia que debe revertirse con acciones y programas planeados desde el gabinete, para que los banderazos y las inauguraciones estén a la orden del día.
De ahí la importancia de retomar la obra pública y la gestión permanente para contrarrestar la sucesión prematura. Trabajo mata grilla.
Lo anterior obligaría a Rocha a la conformación de un gabinete con un alto pérfil profesional, sin que medie el mérito de partido y mucho menos el círculo que lo sigue desde que era rector, con algunas muy contadas excepciones.
No se trata de tener empleados, compadres, familiares y amigos a las órdenes. Se trata de ver trabajar a los funcionarios, de saber quienes son, qué hacen y que rindan buenas cuentas; de tener funcionarios a los que identifique la gente, porque hasta ahora, la mayoría de los que conforman el gabinete lo sociedad no los conoce.
Ellos, los funcionarios, seguramente sufren de esa confortable parálisis que solo obedece a la orden, respondiendo con ladina expresión dirigida al centro del ego: Lo que usted mande señor gobernador. Saben que, más que trabajar, eso les funciona.
Los vacíos se llenan y lo peor sería que el sexenio de Rocha terminara a la mitad, dando paso a la rebatiña que significa la lucha prematura por el poder. Lo que ahora ocurre es un aviso. O se ponen a gobernar bajo el rigor de una nutrida agenda de trabajo, o muy pronto el ambiente sucesorio se instalará en el animo de los sinaloenses.